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Hay campañas malas y campañas que hacen mal

pancheu
Por Francisco Crescimbeni.
El otro día me crucé con esta publicidad de Arnet.https://www.youtube.com/watch?v=1foRpnIn_84Al instante, sentí cómo se me revolvía algo adentro. Eran sentimientos que hace años no tocaba, recuerdos del divorcio y posteriores disputas legales de mis padres.Hoy puedo afirmar que su separación me ayudó a crecer, quizás antes que mis amigos, a entender que el amor a veces se termina; que es mejor una convivencia pacífica y lejana que una cercana y violenta; que cuando las personas no se ponen de acuerdo hay abogados, cartas documento, juzgados y mediaciones; y, sobre todas las cosas, que no se debe objetivizar a un chico, manipularlo o utilizarlo como elemento de negociación bajo ningún tipo. Menos cuando tiene 8 años.Pero no estoy acá para hacer catarsis. Sucede que en este spot todas esas temáticas están alegremente seleccionadas para hacer sentir mal, bien, mal y otra vez “bien” al espectador.No tiene que ver con la elección de temas. Yendo a un extremo, es posible utilizar al nazismo, hacer humor sobre ello, y sin embargo dejar un mensaje positivo. O al menos un tal Charles Chaplin pudo.No me gusta criticar el trabajo de colegas. Por eso no quiero individualizar a una agencia, a los actores, a la productora o a toda la línea de gente que aprobó y participó de esto. Se trata del mensaje.Hace unas semanas, escribía sobre la importancia del qué estamos comunicando cuando comunicamos. Y en este caso están comunicando algo muy triste, intentando emocionar y luego rematar con un supuesto humor, con tal de vender un combo mágico de internet por 890 pesos finales por mes.Sostengo que con lo único que no se puede hacer humor es sin humor. Acá con tal de intentar cambiarle el final obvio, donde la pareja le pide a la nena que entre y se funde en un beso apasionado; fueron por una actitud de abuso legal y manipulación. En el medio, podía haber sido uno donde la madre le decía “Che, después mandame más vidas para el Candy Crush”, o “Che, te vi en Tinder”, o “Che, ¿después me pasás la clave de Netflix?”. Pueden ser malos, sí, pero al menos no hacen mal.Un conocido líder de estrategia política hablaba de las crisis comunicacionales como inflamaciones. Algo que en el momento está muy presente, duele, molesta y puede causar muchas críticas y ruido; pero que dándole el tiempo necesario, la gente se lo olvida. Pasa con todas las polémicas. Pasa con las publicidades más criticadas, con el jugador de fútbol que sale en todos los medios por los whatsapps de su amante, pasó con United cuando echaron a un tipo de un avión sangrando y hoy solo lo recordará él.Es algo que pasa, sí. Pero si queremos que este tipo de cosas no pasen más, hay que animarse a hacer un mea culpa. A pedir perdón. A demostrar que no se quería dejar ese mensaje. Que el responsable se haga cargo lo hace humano a él, y le devuelve la fe en los humanos a los demás. Mis padres años más tarde nos pidieron perdón por lo que habíamos vivido de tan chicos. Esto no debería ser tan difícil.

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