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Cuando la creatividad ya no es suficiente: maternidad en agencias de publicidad

Texto: un Narrador Testigo.
Ilustración: Sara Andreasson.

CHILE.- Es un viernes trece de abril, son las diez de la noche y ya estamos llamando al local de pizza más cercano. ¿El brief? Día de la Madre. Me siento un poco desconcertado, ya que falta un mes para la entrega. Pero en esta industria, el desconcierto es algo a lo que ya me he acostumbrado.

Cuánto anticipo, cuánta premura y cuánta rigurosidad al momento de pensar en ideas que sorprendan y encanten a “quienes dan lo mejor por nosotros”, a “las que hacen nuestra vida algo más lindo” o a “las que no basta un día para agradecerles todo lo que han hecho”. Si fuera un poco más ingenuo, incluso pensaría que las madres en Publicidad… Sí importan.

Cuán alejado estaría de la realidad si pensara de esa forma. Pero aunque intente, intente e intente ponerme en el lugar de una madre, me es inevitable estar lejos de su realidad.

En los años que trabajé en agencias de publicidad, viví con la constante impresión de que las mujeres creativas son pocas y que las que verdaderamente “apañan” a quedarse hasta la madrugada trabajando, escasean. Peor aún si son madres. Por lo que con ellas, no se puede contar para una importante licitación o siquiera, una despedida en algún bar aspiracional de Providencia o Vitacura.

Me avergüenza admitir que no fue hasta hace poco, cuando conocí a mi actual pareja, que pude entender una pizca de lo complicada que es la vida para una madre cuando tiene que atender a una hija sin dejar de lado su trabajo.

Y pensé: Qué simples son las preocupaciones de uno cuando no hay alguien importante esperando a que la vayan a buscar al jardín o encontrarla despierta cuando se llega tarde en la noche.

También pensé, mis amigos se indignan cuando no puedo ir a carretear porque estoy todavía en la agencia, ¿qué le queda a una hija que lleva una semana sin ver a su madre porque ella está  “apañando” al equipo?

Entonces fue que mirando un poco a mi alrededor, su caso de no era el único. Y tal como ella, muchas madres han renunciado a sus trabajos, y optado por pegas part-time con sueldos mucho más bajos (no me explayaré sobre el apremio económico de una madre soltera, porque se necesitan dos dedos de frente para entender esa incesante dificultad).

Desde mi punto de vista como hombre comencé… ¿Cómo era posible que los directivos a cargo no tuvieran mayor comprensión o siquiera, mayor flexibilidad ante alguien que trata de cumplir en todos sus aspectos diarios, y aun así, llegar a las 9:30 puntual a la agencia? Qué poca comprensión y poca empatía hacia una madre, como si incluso olvidamos que todos tenemos una.

Porque la publicidad no la hacen las agencias, sino que las personas. Y es triste saber que en muchas agencias se busca contar más con ciertas personas antes que otras. Solo por ser madres.

Estoy lejos de ser feminista. Llamarme así sería un insulto a todas las grandes mujeres que han hecho de este movimiento algo válido, relevante y urgente en el día de hoy. Pero claro está que hoy elijo ponerme detrás de esta causa y acompañar a todas las mujeres y madres publicistas para que tengan mejores y mayores oportunidades.

Jornadas flexibles, convenios con guarderías, zonas entretenidas pensadas para niños y niñas, bonos de maternidad, son solo pequeñas ideas que no solo mejorarán la imagen de una agencia, sino que también harán que muchas grandes mentes y talentos, quieran trabajar en ellas.

Esto, vuelvo a repetirlo, no es  más que una pizca de comprensión frente a un problema mucho grande. Ya que sobre contratar (o no) a mujeres embarazadas, despidos injustificados durante el embarazo y el nulo apoyo en este período, es un tema del que me gustaría hablar en otro artículo. Todo, desde la vereda del Narrador Testigo, ya que en esta lucha, las principales protagonistas… Son ellas.

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