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La Maternidad que se vive y no se ve

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Por Joss Díaz.

Ser madre en un país como México, y en general Latinoamérica no es una tarea fácil. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), México tiene el primer lugar a nivel mundial de embarazos adolescentes, los cuales, en muchos casos,  son resultado de abuso sexual. A nivel global, las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años. En México, 33 de cada 100 mujeres que tienen entre 15 y 54 años y al menos un hijo son solteras, y el 41% de las madres de 15 años y más no cuenta con educación básica terminada (INEGI).

Si en términos generales la inserción al mercado laboral de las mujeres es complicado y las brechas salariales aún están alrededor del 34%, en el caso de las madres trabajadoras las condiciones son más adversas, pues tienen que combinar la crianza de los hijos y los quehaceres domésticos con sus actividades laborales. Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) publicada en 2017 muestran que 8 de cada 10 mujeres ocupadas con al menos un hijo (80.6%), carece de acceso a servicios de guardería.

Dos tercios (63.8%) de las madres trabajadoras carece de acceso a instituciones de salud como prestación laboral y solamente 14.4% gana más de tres salarios mínimos mensuales. Frente a las malas condiciones del mercado laboral y la falta de equilibrio entre familia y el mundo profesional, cada año, 7 millones de trabajadoras, en promedio, se ven en la encrucijada de elegir alguno de los dos caminos.

Maternidad y estereotipos

Las mujeres han sido, durante siglos, no solo las encargadas de dar vida, sino, también, las responsables del cuidado para preservarla. La imagen de la maternidad parece intocable, pocos han escrito o hablado de la verdadera cara: la maternidad como un espacio imperfecto, poco predecible y en la mayoría de los casos muy caótico.

La situación actual de las madres está llena de incertidumbre, no solo por lo números escalofriantes que hemos mostrado. A esto, debemos sumar que los espacios que hasta hace algunos años eran exclusivos para las mujeres, como el hogar, ahora están semi vacíos. Muchas tienen que salir a buscar alternativas ante el abandono o migración de la figura paterna, otras como resultado de un proceso formativo. Lo que es un hecho, es que en las últimas décadas muchas madres empezaron a entrar a territorios anteriormente masculinos, especialmente en sectores labores. Sin embargo los hombres, hasta ahora, no han asumido que el cuidado de los hijos y el trabajo en casa también es su responsabilidad, probablemente porque las leyes tampoco lo han hecho y los permisos de paternidad son mínimos o inexistentes

Los horarios flexibles incluso para mamás son limitados para atender temas familiares, aunado a los estereotipos que vemos reflejados día a día en la cultura, entretenimiento y publicidad, donde las madres siguen siendo las que cocinan para mostrar amor, limpian y lavan la ropa para reflejar el cuidado que dan a su familia, compran y cambian pañales sucios como prueba de su cariño incondicional, llevan a los hijos e hijas a sus entrenamientos para que se conviertan en medallistas olímpicos, “curan” enfermedades y se desvelan sin rastro mínimo de ojeras, y todo esto, además siempre con una sonrisa y cuerpo perfecto.

https://www.youtube.com/watch?v=zt1YTASzNxs

¿Cuál es nuestra responsabilidad como industria?

No es novedad que la publicidad tuvo y tiene poder para generar y preservar estereotipos alrededor de la maternidad. Hemos visto estrategias claras y muy fuertes en épocas de posguerra como en Estados Unidos donde a estas mujeres que habían trabajado en las industrias de la guerra se les dijo que su deber patriótico era llevar su fuerza de trabajo de regreso al hogar para ser amas de casa, madres y especialmente consumidoras que pusieran la economía en marcha nuevamente.

Me hubiera gustado tener un listado amplio de ejemplos de publicidad que reflejen una maternidad sin estereotipos, una realidad donde el trabajo invisible del hogar sea reconocido como trabajo y no como un deber sentimental, donde se muestre la participación masculina dentro de las actividades de casa y crianza como una responsabilidad y no como una ayuda, comerciales donde veámos a madres ojerosas, desaliñadas, preocupadas, decepcionadas, mamás emprendiendo, mamás odiando la mala suerte de su día, madres renunciando a sus trabajos por falta de horarios flexibles, madres migrantes y refugiadas peleando por la comida y seguridad diaria de su familia, madres llorando de cansancio, en fin, situaciones reales de la maternidad; pero hay muy pocos casos de esta representación:

Mala Madre es parte de la campaña de Tomas and Anouk una tienda de ropa argentina que busca que sus consumidoras se sientan agusto con su estilo propio, tratan de no usar modelos para no generar estereotipos, celebrando el día de la madre con un spot muy emotivo, y realista, donde muestran diversos tipos de maternidad terrenales y pocas veces aplaudidos.

Encontramos otra campaña interesante que esperemos sea inspiración para muchas en Latinoamérica, la de Ayudín, “Almost a Monument” que da visibilidad a la desigualdad en labores de limpieza del hogar.

A nivel mundial, Ariel en India empezó a generar nuevas discusiones sobre los trabajos de cuidado con #ShareTheLoad. En el anuncio, escuchamos la carta de un padre arrepentido a su hija. Arrepentido de no haberle enseñado (y mostrado con el ejemplo) que a ella no le correspondía hacer todas las labores del hogar. Por desgracia aún utilizan la palabra AYUDA y no RESPONSABILIDAD.  

A nivel contenido encontramos la plataforma Momsplaining de Kristen Bell,  o la serie de Netflix, Working Moms que muestran temas fuertes y reales como la depresión post parto, la dificultad de la lactancia y los espacios precarios dentro de las oficinas, que si bien son reveladoras y honestas están situadas en países primermundistas donde el permiso de maternidad es mínimo de 6 meses y el nivel socioeconómico promedio es más alto que el de Latinoamérica. Por otro lado vemos las numerosas promociones para “celebrar” a Mamá con electrodomésticos y artículos del hogar.

Esto es una invitación a ser más críticas y críticos. Por lo menos, sabemos que con un anuncio no cambiaremos el mundo pero empecemos a sumar una mirada diferente a nuestros proyectos, la cifra más optimista que encontramos es de UN SIGLO para lograr equidad de género (en países como España), en México se puede extender hasta DOS SIGLOS, tenemos al menos 100 años para construir y no para retroceder.

*Fotos de: Dorothea Lange, para la serie “La Gran Depresión”, año 1936.

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