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Radiografía del 8M: Un análisis de la comunicación de las marcas en el Día Internacional de la mujer

Por Magdalena Cristófori.

REP.DOM- Si algo no se puede negar en los últimos años es que los temas de género se han convertido en la agenda prioritaria y más candente en el mundo. Ya no es un secreto que las mujeres en todos los ámbitos estamos en desventaja: porque cargamos con las tareas domésticas – y esto aumentó con la pandemia-, porque nos pagan menos, aunque muchas veces tenemos los mismos trabajos, porque desde pequeñas se nos limitan las profesiones y tareas que podemos realizar, porque sin ir más lejos no nos invitan a ser jurados ni a participar en actividades como figuras centrales en nuestra industria.

En el país, sabemos que la desventaja es notoria y está estudiada, por eso esto no es una opinión ni una ideología. El Índice de Desigualdad de Género (PNUD) -entre otros muchos estudios disponibles- confirma que RD ocupa la cuarta posición en la región de América Latina y el Caribe entre los países con mayor desigualdad de género. Y los esfuerzos de organismos privados y públicos para combatir esto son notorios. No hablamos de una moda, hablamos de que el mundo cambió, hablamos de demandas de personas que además son consumidoras.

Sin embargo, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, salvo por algunas excepciones, fue un día en donde vimos a las marcas de República Dominicana aplicar viejas fórmulas, que lejos de proponer una mirada novedosa y acompañar un contexto en donde las mujeres cada vez tienen más conciencia de las dificultades que atraviesan y luchan por ellas, pareció ignorar esto totalmente.

¿Qué mensajes predominaron esta fecha? Podemos clasificar los mensajes en las siguientes estrategias:

Romantizar el hecho de Ser mujer

Por lo descrito arriba salta a la vista que queda mucho por hacer y lamentablemente por luchar. Ser mujer en República Dominicana y en el mundo de hoy, está lejos de ser lo máximo y sostener eso es ignorar las condiciones en las que crecemos y los desafíos que enfrentamos. Más aún, sugerir que se puede empatizar con una mujer por el hecho de llevar zapatos de tacón, suena a una burla.

  • El descuento

Un clásico. Seguir reforzando los estereotipos de género con descuentos en actividades y productos que insisten en las miradas más conservadoras sobre lo que es ser mujer. ¿Acaso no hay mujeres en República Dominicana que manejen carros? ¿Que los laven? ¿Qué salgan a cenar?

  • Mostrar un solo tipo de mujer

Casi una constante, por más de que en los últimos años se han incorporado personas racializadas en las comunicaciones, seguimos viendo personas de cuerpos hegemónicos que nos dejan en falta, que nos agregan presión, que nos hacen sentir que no encajamos. La belleza hegemónica sigue predominando, no se muestra ningún tipo de diversidad.

  • Celebrar la excelencia femenina y los logros individuales

Qué pena que se haga una sola vez en el año pero ¿Las mujeres son de excelencia sólo por tener cargos altos? Podemos celebrar que esas mujeres tuvieron el privilegio de tener buena educación, de tener otras mujeres que las ayudan en sus tareas domésticas. Y en ese sentido, una trabajadora que cuida hijos de otras mujeres, ¿No es de excelencia?

Aunque no está mal celebrar logros individuales (que no quiere decir que los obstáculos y barreras no existan si no que algunas mujeres pudieron sortearlos) nos queda la pregunta de qué pasa con las otras mujeres que no tuvieron esas oportunidades. Más allá de celebrar estos casos, son las luchas colectivas de las mujeres las que han marcado grandes hitos en nuestros derechos y nuestras historias.

  • El número vacío: Cuántas mujeres hay

Un dato que suena bien, pero realmente ¿Eso garantiza que una empresa no tiene una cultura machista? ¿Tienen políticas con respecto a las mujeres lactantes? ¿Hay paridad salarial? ¿Esas mujeres toman decisiones? ¿Se sienten escuchadas? Nos encanta saber cuántas mujeres hay en el equipo, pero en verdad eso nos despierta más preguntas y no te convierte en una marca o compañía libre de machismo.

A partir de este análisis a nivel general queda la oportunidad desde las marcas de buscar construir compromisos con sus consumidoras o clientas mujeres a largo plazo, algo que este año estuvo totalmente ausente.

¿Qué puedo hacer con mi marca para el año próximo? En un momento de transformación y lucha, es importante revisar nuestro posicionamiento de marca y entender si es pertinente comunicar algo o no.

Como segundo paso, si decidimos comunicar, existe la oportunidad de preguntamos ¿Qué puede hacer mi marca por las mujeres dominicanas?

Y cuando ejecutemos esa idea, si realmente queremos generar un cambio y aportar: no perder de vista la necesidad de reconocer a todas las mujeres en su diversidad de cuerpos, trabajos, clases e intentando acompañar más que invisibilizar las tensiones que enfrentan en su día a día. Es mucho más probable que podamos conectar con este segmento si le sacamos presión y empatizamos más que si negamos sus vivencias, dificultades y tensiones. Vemos desde hace un tiempo que las marcas que crean vínculos sólidos con su target lo hacen a través de generar compromisos mucho más profundos y que duran más que un día.

Queridas marcas, sabemos que ustedes también quieren un mundo más justo, ojalá para el próximo 8M nos puedan decir, al menos, que no estamos solas en ese deseo.

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