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Disculpa colega pero se te pasó el límite

Por Nikol Olivares Bernal Fondo celeste con la frase "Una votación política!¿" y delante en color balnco y rojo "en manos de una comunicación confusa"

En contexto de una de las votaciones más importantes de la historia reciente de Chile, nos preguntamos dónde está el límite para trabajar campañas que utilizan recursos que confunden y afectan negativamente la decisión. ¿Será que no se cuestiona el brief? ¿Será que todo trabajo es trabajo y no se repara en los efectos nocivos que esto podría tener? ¿Será que no hay pudor o resquemor, ni siquiera cuando se trata de cuidar la democracia del país?

Contexto

En Chile, hace 2 años se votó democráticamente para cambiar de una vez por todas la Constitución de 1980 escrita por la última dictadura y sin la voz del pueblo, anulando derechos de mujeres, diversidades sexuales y pueblos originarios, y omitiendo aspectos relevantes como salud, medioambiente y diversidad de territorios, entre otros.

El Plebiscito Nacional de Entrada de 2020 ratificó que el pueblo chileno quería cambiar esta Constitución con casi un 80% de los votos, a través de una Convención Constitucional, que se formó de manera paritaria entre mujeres y varones, con escaños reservados para pueblos originarios y con listas de independientes, lo que aseguraría una participación ciudadana heterogénea y no dominada por la elite política.

En este contexto, se formaron los movimientos “Apruebo” y “Rechazo”, aludiendo a la decisión que se debió votar el pasado 4 de septiembre respecto al borrador de Nueva Constitución. Estos movimientos crearon campañas de comunicación apenas iniciado el proceso y no descansaron hasta el último día permitido antes de la elección.

La campaña del terror y la falta de límites

El sector político asociado al Rechazo trabajó una estrategia comunicacional basada prácticamente en fake news y desinformación sobre el proceso constituyente y el texto propuesto como nueva Carta Magna. Fue una campaña del terror y millonaria, superando casi 200 veces los aportes recibidos por la campaña del Apruebo, en donde destacaron figuras políticas asociadas a ultra derecha y empresarios relacionados a los rubros inmobiliario y financiero como principales aportantes.

Pero… ¿nos asombra? Pues no, porque es de conocimiento público que los grupos de derecha son capaces de lo que sea con tal de no perder sus privilegios. Sin embargo, lo que levantó las alertas fue la campaña en sí misma: los mensajes sustentados en fake news y las confusiones que generaron frases como “rechazar esta propuesta de Constitución para escribir otra”. Esta campaña no solo levantó alertas por ser “sucia”  y por terminar posicionando al Rechazo como la opción ganadora el día de la votación, sino también porque varias de las mentes detrás de este trabajo son varones cis reconocidos en la industria publicitaria, que incluso anteriormente trabajaron propuestas de campaña para grupos de izquierda.

Es a partir de esto que se cuestiona dónde está el límite; dónde está la línea que demarca qué trabajar y qué no, quiénes pueden cuestionar esto y cómo abordarlo cuando no queda de otra. Porque bien se sabe que no todas las personas pueden darse el lujo de decidir si ser parte del equipo de trabajo de una campaña o no, aun cuando la marca o grupo político no les simpatice ni represente.

Las mujeres, disidencias, personas de clase media o baja y en puestos de poco poder de decisión, lo más probable es que no puedan decir que no a una campaña sin que eso signifique perder sus trabajos, no ser consideradas/os en futuros proyectos y/o ser tildadas/os de problemáticas/os.

¿Debería haber un código de ética publicitaria?

A lo largo de los meses en que se escribió la Nueva Constitución, la campaña del Rechazo trabajó para imponer su posición y se destacó especialmente en la franja electoral televisada a un mes de la votación.

Utilizaron el concepto del amor como vehículo de estas piezas, presentándolo como una fuerza mágica que resolvería los problemas del país, mientras que la Nueva Constitución y su proceso representaban lo contrario.

Incluso, plantearon que el amor representaba un acto de valentía en una situación que extrañó a muchas personas: un joven perteneciente a las comunidades LGBTQIA+ y que ejercía en el comercio sexual, fue atacado de manera violenta por un cliente varón, el que no fue denunciado, porque el amor debía prevalecer y eso implicaba resguardar al agresor de las consecuencias que podría tener, en vez de mirar por la víctima. Una pieza que además fue trabajada con un testimonio manipulado y que pudo generar un efecto re victimizante en muchas personas.

Es normal que una opción trate de posicionarse como la mejor frente a otra, es parte de la lógica de una elección, pero lo que debería cambiar es la forma de hacerlo, porque una que se basa en confundir, generar miedos y difundir información falsa representa una falta a la ética.

¿Será que a la industria de la publicidad y las comunicaciones le hace falta un código o manual de ética, que sancione a quienes no lo sigan? ¿O simplemente hace falta que cada persona se cuestione dónde están los límites para llegar a hacer algo así?

No es censura, es cuestionar las fake news y los discursos de odio

En este contexto, no sería extraño que alguien piense que esto es un intento por silenciar las voces de derecha, pero no se trata de censurar o acallar, sino de cuestionar lo que ocurre con la información falsa y los discursos de odio, que en este caso se difundieron ampliamente y terminaron por confundir a la gente.

Todos los sectores políticos y todas las personas tienen derecho a expresar sus ideas, pero una cosa es dar una opinión y otra muy distinta es expresar discursos violentos amparándose en la libertad de expresión. Estos no debieran tener cabida en nuestra sociedad y mucho menos ser avalados en campañas de comunicación que juegan un rol tan importante, tanto en el día a día como en eventos históricos como el que se aborda en esta nota. En línea con esto, es bueno pensar qué se puede hacer desde la publicidad para combatir esta situación.

Las y los profesionales de esta industria, especialmente quienes estuvieron detrás de la campaña del Rechazo, deberían utilizar sus habilidades para crear comunicaciones y campañas sin generar miedo ni difundir noticias falsas, porque lo que se vio en la votación del Plebiscito Nacional de Salida no fue el resultado ferviente de quienes no querían cambiar la Constitución actual, sino más bien el resultado de una gran confusión: no saber lo que se estaba aprobando/rechazando (muchas personas pensaron que se rechazaba la actual Carta Magna, por ejemplo), votar con temor por miedo a que las fake news fueran reales (como que el Estado les quitaría sus propiedades) o votar para que todo siga “igual de bien”, pero luego exigir cambios sociales que se ven frenados por ser inconstitucionales.

Hacerse cargo de la responsabilidad que tiene esta industria

Tanto en Chile, como en el resto del mundo, la política seguirá teniendo momentos absurdos y acciones que desviarán la atención de lo verdaderamente importante, especialmente de parte de quienes buscan mantener las cosas tal como están, resguardando sus intereses y privilegios. Mientras no cambie la clase política y no haya igualdad de oportunidades para las personas, será difícil cambiar esta situación de raíz.

Pero las y los profesionales de la publicidad y las comunicaciones, podemos hacer algo: cuidar la labor que hacemos, ejecutar con responsabilidad, empatía y ética, y cuestionar lo que se nos pide. Porque si no somos un filtro de lo que se le dirá a las personas, entonces somos mensajeras y mensajeros de los dueños del país, a quienes no les interesamos. Y si no cuidamos eso, la decadencia en la que podríamos entrar es cosa de tiempo.

Es cierto que muchas veces, como empleadas y empleados, no se puede decir que no a trabajar en una campaña política, por más que no sea representativa, pero sí se puede influir en cómo se trabajan estas campañas; en qué y cómo decirlo; sugerir con quienes trabajar en el proceso estratégico y creativo, así como también en la producción de piezas; cuidar que el insumo que se va a entregar sea respetuoso con la audiencia y cumpla su objetivo de manera ética.

No somos los bastiones de la democracia y sabemos que hay muchos otros actores involucrados, pero sí podemos cuidarla desde nuestra tribuna, porque más allá de nuestro color político, todas y todos merecemos vivir en una sociedad que piense y vea más allá de sus propias narices. Y eso implica involucrarnos desde donde podamos.

Referencias: 

Propuesta de Nueva Constitución Política de la República de Chile

https://www.chileconvencion.cl/wp-content/uploads/2022/07/Texto-Definitivo-CPR-2022-Tapas.pdf

Chile hace historia: ¿Qué significa el triunfo del “Apruebo” en el plebiscito para una nueva constitución?

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54694567

Movilh denuncia que testimonio en polémico spot de franja del Rechazo “sería falso”

https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2022/08/22/video-movilh-denuncia-que-testimonio-en-polemico-spot-de-franja-del-rechazo-seria-falso.html

120 residentes de 12 comunas populares de la Región Metropolitana explican por qué votaron Rechazo

Nikol Olivares Bernal

Publicista de DuocUC Viña del Mar. Cuenta con 5 años de experiencia en Planning y Estrategia, trabajando con marcas de diversas categorías. Es embajadora de Publicitarias Chile desde hace 1 año.

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