No de nuevo, Balenciaga

Hace pocos días, la marca Balenciaga, bajo la dirección creativa de Demna Gvasalia, presentó su campaña de navidad titulada “Objects” y las críticas no tardaron en llegar.

La marca decidió repetir el concepto de las fotografías de Gabriele Galimberti en el que retrató a personas con sus objetos más preciados, pero en este caso se optó por mostrar niñeces rodeadas de objetos de la marca junto a peluches y elementos de BDSM.

El BDSM engloba prácticas sexuales relacionadas con el bondage, dominación, disciplina, sumisión y masoquismo. Además de los arneses en los peluches, se veían correas y collares de perro, un plato metálico con púas, velas, copas de champagne. Algunos de estos iban a salir a la venta, ya que planeaban lanzar una línea para perros, pero por el momento se ha suspendido. La sumatoria de todos estos elementos juntos en el mismo contexto, se relacionan con las prácticas eróticas mencionadas.

Sumado a esto, se viralizó una foto de una campaña anterior de Balenciaga con Adidas, en la que aparece un documento sobre un caso de la Corte Suprema relacionado con las leyes sobre “pornografía infantil”. 

En este punto es interesante destacar lo que menciona Hernán Navarro, fundador de Grooming Argentina y especialista en educación digital sobre este término. La pornografía es una categoría de la industria cinematográfica y está pensada para el mundo adulto. Idealmente hay un consentimiento de les actores para hacer esas películas. En el caso de la llamada “pornografía infantil”, las niñeces no están actuando y no hay consentimiento. Son fotos y videos de víctimas de abuso sexual y hay que mencionarlos como tales. 

Volviendo a la campaña de Balenciaga, hay más preguntas que respuestas. Ya hemos hablado del marketing de la indignación hace unos meses cuando se desató la polémica por las zapatillas que lanzó la marca. También, en el contexto de los dichos de Ye (conocido anteriormente como Kanye) contamos que Balenciaga y Adidas habían terminado su contrato con él. 

En estas piezas hubo decisiones de arte muy cuestionables. El armado del set cuenta con niñeces rodeadas de objetos con connotación erótica en donde cada elemento está puesto en un determinado lugar y no en otro, a propósito. Nada es accidental en estas campañas millonarias, donde hay decenas de personas trabajando detrás. Entonces, ¿por qué decidieron poner un documento de una ley sobre esta temática? ¿Por qué eligieron elementos eróticos para una campaña con niñeces, habiendo puesto ese documento en una pieza anterior? ¿Hasta dónde puede llegar la “provocación” de una marca?

Hay situaciones laborales complejas, donde creemos que no tenemos responsabilidad, como el fotógrafo de la campaña en su descargo, quien dice que la dirección de la campaña y la elección de los objetos no está en manos de quien toma las fotos. Pero también sabemos que quienes toman las fotos en la campaña pueden dar recomendaciones del armado de la escena. Quizás no lo vio hasta el día del shooting, pero en ese momento se puede expresar una opinión.

Como era de esperar, la marca emitió un comunicado pidiendo disculpas por las ofensas que pudo causar la campaña y bajaron las fotografías de sus redes sociales. Según lo que dice su comunicado, las carteras de peluches no deberían haber aparecido con niñeces. También se disculparon por mostrar esos documentos, diciendo que tomarán acciones legales hacia las partes responsables por crear el set e incluir ítems que no estaban aprobados.

Siempre hablamos de la responsabilidad que tenemos como comunicadores y esta es para toda la cadena de valor. Tenemos que ser concientes de qué mensajes estamos dando con las piezas que creamos, en todo lo que compone a un comercial. 

También, como consumidores, podemos no seguir dándole el lugar a marcas que, por querer rozar los límites y generar indignación, terminan haciendo campañas repudiables. Y como sociedad, debemos proteger a las niñeces, para que sus derechos no sean vulnerados. 

*Imagen del header de: Daniel Lee.