No es otro manifiesto feminista

Por Luciana Inés Castro.
Aprendí sobre igualdad de genéro sin querer cuando tenía ocho años, el mismísimo día en el que mi papá se quedó sin trabajo y mi vieja salió a laburar doble turno.Él cocinaba, lavaba platos y nos hacía trenzas chuecas a mí y a mi hermana para ir al colegio, mientras mi mamá manejaba una Ford f100 con cambios al volante y con un almohadón en la espalda, porque no llegaba a los pedales.Partiendo de ahí, en mi cabeza nunca estuvo la posibilidad de dejar de hacer cosas por ser mujer. Menos que menos, de no estudiar una carrera por serlo, y menos que menos que menos que menos, pensar en no querer dedicarme a ser creativa porque tenía un par de tetas.Será por eso mismo que hoy, 28 años más tarde, no me banco cosas que atrasan un siglo.- No me banco ni un poco que a todas las que encaran Publicidad como carrera las encasillen en el lugar de pibita que solo sirve para recepción o cuentas.
- No me banco trabajar en una industria “creativa” y que el 90% de los que la conducen sigan teniendo la misma mentalidad de los que creían que las mujeres no tenían que votar.
- No me banco que me digan que no contratan duplas mujeres porque como les viene una vez al mes por ahí se ponen muy sensibles y no trabajan bien.
(¿No será que allá arriba son todos viejos dinosaurios que no tienen idea de lo realmente nos pasa y hablan un poco sin saber? )
- No me banco eso de que por ser mina, los pibes que te rodean no van a poder pronunciar la palabra “pito”, “ojete” o “choto” adelante tuyo porque piensan que pueden herir o perturbar esos oiditos de nena tan preciados y cuidados que tenés.
(Por suerte el derecho a putear en público ya se ganó, digan lo que quieran, las minas puteamos, puteamos un montón, yo puteo más que la mismísima concha de mi vieja, no metan excusas de la década del orto)
- No me banco que me hayan dicho que en realidad sí contratan mujeres creativas y, es más, que me diga un profesor: “Está bueno contratar a una mina porque somos todos tipos y cada tanto hace falta ver algún culo, una teta”. Pero ojo, los beneficios no terminan ahí querida colega: “Además si caen briefs de pañales o toallitas está bueno que los agarren”.
(Mirá capo, así funcionaban las cosas cuando vos ni siquiera estabas en los planes, no puedo creer que sigas teniendo la misma mente que Don Draper. Después me hinchás las bolas a mí para que te presente ideas novedosas, cuando vos tenés un pensamiento que atrasa cinco décadas)
- No me banco que todavía piensen que no les conviene contratarme porque algún día me va a pintar ser madre y claro, ¿qué hacemos con vos? ¿No ves que nos manejamos con un sistema viejísimo en donde hay que trabajar 18 horas en la agencia para matarle la moral, el entusiasmo y la creatividad, justamente a los creativos? ¿Cómo querés que se piense un plan para manejar el temita este natural de procrear si todavía no se sabe trabajar en modo 2017?
- No me banco que sigan haciendo chistes CON GAYS. Chistes que dejaron de ser graciosos hace 40 temporadas, chistes con tono de agresión del estilo “eh, ese chupín es DE PUTO”, “¿Ensalada vas a comer pedazo de PUTITO?”. Como si ser macho significara comer solo cosas saturadas en grasas trans, tapadoras de arterias, que hoy en día ya todos sabemos que hacen mal. Como si decirle gay o puto a una cosa para descalificarla fuese un chiste que siga funcionando.
(No, chicos, ustedes que están todo el tiempo mirando REFES, mirando tendencias, robando ideas de afuera, ¿no se dieron cuenta de que en el mundo de donde salen las ideas que quieren copiar esas cosas ya califican como discriminación e insulto?)
- No me banco que me digan que si gano un premio seguramente sea por chupársela a alguien y no por mi capacidad creativa.
(Parece que con ese maravilloso don solo nacen los nenes. Vos tenés que voltearte a un jefe para que sea real)
- No me banco que me hayan dicho en mi primer trabajo, que si quería seguir en mi puesto le iba a tener que hacer favores a los clientes, y cuando digo favores digo dejar que me cojan. Literal. Llegué temblando a mi casa ese día y, por si se lo preguntan, no, no volví a pisar ese lugar nefasto.
- No me banco un montón de cosas que me dan ganas de dejar todo, todos los días.
Notas
relacionadas




Lee por categoría:
EditorialEn Primera PersonaEventosGénero y diversidadNovedadesUncategorized