Silvina Giaganti: “Ni lo feminista ni lo lésbico son zonas exóticas, son mis mundos y los mundos de mucha gente”
Por Lucila Lopardo.
Cuando le escribimos a Silvina Giaganti para que estrene #PalabrasDe, nos dijo que sí de inmediato. Y eso nos hizo admirarla aún más. Se trata de un espacio en el que, cada 15 días, publicaremos textos inéditos de escritoras latinoamericanas con el objetivo de difundir su trabajo y de incentivar el acto de leer, tal vez, el arma más silenciosa y revolucionaria que exista.
En esta entrevista, la autora de Tarda en apagarse, nos contó cómo llegó al mundo de la publicidad en 2019 con la campaña de Quilmes Fútbol. Además, reflexionó sobre el rol y uso que hace de las redes sociales, del lenguaje inclusivo y su papel como escritora feminista. Al final, recomendó algunos libros, escritos por mujeres, para dar inicio al círculo virtuoso de la lectura en la nueva sección de Publicitarias.org.
Este año participaste de la campaña de Quilmes Fútbol #ElOtroRelato, ¿cómo llegó esta propuesta? ¿Qué significó para vos como escritora y fanática del fútbol que se te invitara a una campaña desde una marca de cerveza?
La propuesta llegó a través de La América, la agencia de publicidad que trabaja en conjunto con Quilmes para darle forma a #ElOtroRelato, que tiene su formato en redes y su formato en TV. Camila Perez Mollo, productora de la agencia y una persona generosa y clara, se contactó conmigo y me explicó sin vueltas lo que querían, por qué me querían y qué tipo de trabajo creativo necesitaban: escribir textos sobre fútbol para la Superliga y locutarlos. Luego se sumó Manolo Chada a la charla para darme más precisiones y esa conversación triple me generó una confianza inmediata sobre la transparencia de la propuesta, no obstante, pedí referencias para entender de qué iba #ElOtroRelato, estuve mirando y me encantó el producto y quienes participaban, especialmente Fabián Casas, a quien leo y admiro un montonazo. Y bueno, acepté participar por todas estas razones.
Lo de Quilmes no fue mi primera incursión literaria, aunque sí publicitaria en el mundo del fútbol. Escribí relatos publicados en diferentes medios, publiqué una crónica en Playboy sobre mi equipo de aquel momento, otra nota sobre fútbol femenino que fue tapa de Las 12, el año pasado fui la corresponsal argentina de Vice para cubrir el mundial de Rusia. No es un tema nuevo escribir sobre fútbol. Sí fue una novedad que una marca mainstream me sumara a sus filas y para hablar de fútbol siendo una mujer.
Juego al fútbol desde que tengo cinco años y sigo jugando ahora que tengo 42, y creo que nunca voy a dejar de jugar porque el fútbol me da mucho de lo que necesito para equilibrar la cabeza con el cuerpo y porque me divierto y desenvuelvo mi temperamento y porque es un juego colectivo del que sigo aprendiendo un montón de mí y de las y los demás. Durante mucho tiempo jugué fútbol femenino (aunque prefiero llamarlo fútbol feminista) y desde hace un año estoy jugando fútbol mixto en el FAP (fútbol antipatriarcal) en las canchitas de Atlanta, una de las tres mejores cosas que me pasaron en 2018/2019.
En tu cuenta de Twitter compartiste la respuesta de un usuario que planteaba que tu relato en la publicidad “suena antinatural” o que “la voz de una mina no pega en este tipo de publicidades”, ¿qué te sucede cuando lees este tipo de repercusiones?
Twitter es una red social que se alimenta de la objeción permanente, del desacuerdo, de la disconformidad y de corregir al otro. Con lo cual no son sorpresivas esas intervenciones; no obstante creo que el fútbol jugado por mujeres, comentado por mujeres, escrito por mujeres, relatado por mujeres, en síntesis, que haya cofradía de mujeres que les interese el fútbol aún genera escozor en mucha gente porque tienen naturalizado que el fútbol es esencialmente un asunto de varones. Pero más allá de que no me sorprendan esos comentarios, sí intervengo para combatir la naturalización y el prejuicio, porque es una de las formas más eficaces para seguir avanzando sobre los espacios que nos corresponden.
En otro tuit, tomaste la publicidad de Sprite que dice “No importa lo que digan, mantenete fresco” junto a la foto de una pareja de hombres homosexuales, y aclaraste: “Sí importa lo que digan”, ¿qué es lo que aún la publicidad no está comunicando?
Sí, era un afiche de dos chicos jóvenes en la calle, que suele ser un lugar hostil para las disidencias sexuales y para las mujeres, y me parece una comunicación riesgosa la de “no importa lo que digan”. Sí importa lo que digan, sí importa si te dicen “puto de mierda”, o “maricón”, o si a dos lesbianas que van de la mano un varón les dice: “¿necesitan algo más?”, “¿las ayudo con algo?”. O si a una mujer un varón le comenta al pasar “te haría de todo”. Y me detengo en las disidencias sexuales o en el abuso de poder de género porque la publicidad sobrevuela ese tema, pero podría aplicarlo a otro tipo de diferencias que generan desigualdad.
La autoestima no surge de una misma, es una construcción que viene también desde afuera, y es muy difícil “mantenerse fresco o fresca” cuando o te agreden o sos hostigada o dan opiniones que no pediste. Para Hegel una vida bien vivida radica en el reconocimiento de los otros. Si soy una persona humillada, despreciada, hostigada, lo que sucede es que pierdo mi integridad, mis derechos y mi autonomía y me empiezo a considerar una persona no tan válida como otras. Fin.
Entonces este espíritu de devolver amor o mantenerte indiferente cuando te están hostigando es ficticio y no es lo que a una inmediatamente le surge dar, por eso me parece que está lejos de emitir un mensaje acorde a estos tiempos. ¿Cuántas veces vamos a tener que hablar de la capacidad que tienen las palabras para causar daño y de la violencia simbólica? La publicidad de Sprite niega esa capacidad y esa violencia.
¿Qué rol tienen para vos las redes sociales hoy tanto a nivel individual, desde tu cuenta personal, como para movimientos colectivos?
Son una manera de intervenir en la esfera pública, cada una con sus características particulares. Facebook se está desvaneciendo, Twitter es el pelotero de la objeción, el desacuerdo y el hostigamiento, pero también el lugar donde se hacen alianzas y se debate a veces con altura. Instagram al ser imagen es el territorio virtual mas pacificado. En lo personal, uso las redes para decir mis cosas, probar textos, difundir cosas que escribo, lecturas en las que participo, fiestas que organizo, y para recomendar y tomar nota de libros, eventos, películas, estar en contacto con mi cofradía, y para distraerme también.
Y en lo colectivo empuja causas, sin duda.
Como escritora, ¿cuál es tu postura con respecto al lenguaje inclusivo? ¿Lo utilizas?
Depende, en mis poemas hay muchas mujeres mentadas, entonces es siempre un ella, un vos, un nosotras. Si hay varones hay un él, un ellos. Sí estoy muy atenta a que tanto en mi oralidad como en el lenguaje escrito el lenguaje sea lo minimamente sexista que pueda ser, es decir, que sea inclusivo, que no significa solamente usar equis, asterisco o la vocal e, sino encontrarle la vuelta para no excluir a nadie evitando sobre todo el masculino plural. Después bueno, si estoy en Casa Brandon uso el todes o el femenino directamente, aunque haya varones cis o trans presentes. Pero todo depende del contexto; lo que sí hay es una conciencia en reducir el lenguaje sexista en el contexto que sea.
Estamos en un momento clave y de inflexión para el movimiento feminista en la Argentina, ¿cómo te posicionas en este momento como una escritora contemporánea? ¿Te planteaste alguna vez tu rol?
En alguna entrevista me preguntaron si Tarda en apagarse es un libro feminista. Creo que la respuesta es sí y no, es decir en el libro aparecen ciudades, calles, fechas, cineastas, marcas, bandas pop. Y temas que se repiten: la fuga del barrio, el dinero, la disfunción familiar, el amor y el desamor, la amistad y los vínculos de pertenencia, lo lésbico, la autonomía personal…
Y también hay una lectura del presente en clave feminista, que se presenta en la forma de vincularse con las amigas y en las alianzas con las conocidas y en un estado de individualidad que pone en práctica lo asimilado en esos procesos de aprendizaje que vas adquiriendo en contacto con las personas que coincidís o te gusta como piensan. La verdad es que cada vez tengo menos tiempo y ganas de vincularme con gente con la que no coincido en un sentido fuerte, ese es un aprendizaje del feminismo creo. Porque en realidad tampoco tengo tanto tiempo ni ganas de traducirle mis posturas a alguien que no está un poco en la misma, porque es un desgaste enorme. Digo, una tiene que laburar mil horas, seguir laburando en su casa, ver a alguien de vez en cuando y encima tenemos que vivir dando explicaciones de por qué es deseable construir un mundo con más equidad…
Volviendo al libro, y a pesar de esa tendencia en la literatura de no querer quedar cristalizada en un atributo… sí, hay marcas feministas, hay referencias al encuentro nacional de mujeres, a Monique Wittig y Chantal Akerman, a poner el cuerpo en la calle y en el sexo, a tener un hijo entre todas, al aborto seguro, a viajes con la ex y la actual de la ex, en fin, a una praxis del feminismo que se despliega en varios poemas. De todos modos, ni lo feminista ni lo lésbico son zonas exóticas, son mis mundos y los mundos de mucha gente con la que compartimos vidas, por más que ahora sean formas de vida más visibilizadas. Obviamente no soy ingenua, vivo en un mundo más grande que ese y me consta la cantidad de gente que está descubriendo que hay otras voces que no solamente están manifestando sus puntos de vista sino que están haciendo algo artístico con eso.
¿Qué títulos y autoras recomendarías?
Recomendar autoras me haría entrar en una lista bastante extensa, entonces cuando me piden este tipo de recomendaciones elijo de los últimos libros que leí los que me gustaron mucho:
-Apegos feroces de Vivian Gornick.
-Nadie viene sin un mundo, Ensayos sobre la sujeción e invención de unx mismx, compilado por Virginia Cano.
-Litio de Malén Denis.
*Foto de cover: Gigo Lawsky.
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